El presidente francés encargó ayer a su Gobierno que revise un controvertido decreto que renueva el fichero policial de los servicios secretos (Edvige) para intentar desactivar la fuerte polémica desatada en los últimos días. Las instrucciones presidenciales van encaminadas a purgar del archivo a las personalidades políticas, sindicales y religiosas así como a eliminar la posibilidad de acopiar datos sobre la orientación sexual o el estado de salud, los aspectos que más inquietudes suscitan en la opinión pública.
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