la construcción de la nueva sede de la Fundación Sancho El Sabio -alojada ahora en el Palacio Zulueta, en La Senda- ha entrado en su recta final. Una hermética caja de cristal, reflectante y diseñada a medida, custodiará a partir de 2009, en Betoño, el centro documental de la cultura vasca. «La mayor complejidad de este proyecto ha residido, precisamente, en las especiales condiciones de temperatura y humedad -hay hasta tres distintas- que precisan esos fondos para asegurar su perfecta conservación», cuenta el arquitecto. El desafío técnico no sólo afectaba al edificio en sí -«completamente impermeabilizado hasta en sus cimientos para garantizar su estanqueidad»-, sino también a la zona sin duda más sensible, la de almacenaje. El resultado es un auténtico búnker al que se accede a través de una esclusa formada por dos dobles puertas cortafuegos.
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