El aparato fue robado en febrero del maletero del jefe de laboratorio de del Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre (NHLBI) y contenía información perteneciente a pacientes cardiacos que entre 2001 y 2007 participaron en un ensayo clínico. Los datos no estaban codificados, y aparecían asociados al nombre del paciente. La legislación estadounidense obliga a que la información sobre los participantes de ensayos clínicos esté encriptada. Precisamente, la exigencia de encriptar la información surgió después de otro escándalo similar. En 2006, a un empleado del departamento de veteranos le robaron un ordenador con información personal de 26 millones y medio de ex combatientes.
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