Funcionarios y empleados han comenzado a trasladarse a la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), sede del tristemente célebre campo clandestino de la muerte durante la dictadura y desde ahora Archivo Nacional de la Memoria. Tensión, euforia, reparación son algunas de las emociones que les provoca este nuevo y peculiar ámbito laboral. "La posibilidad de trabajar acá es importantísima. Es hacer realidad que este lugar de muerte ha sido recuperado para profundizar la causa de los derechos humanos y preservar la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado".
No hay comentarios:
Publicar un comentario