Un proyeccionista de Nueva Zelanda guardaba en su jardín las primeras películas de John Ford y Alfred Hitchcock.
Cuando el propietario de la finca, Jack Murtagh, murió en 1989, su nieto, Tony Osborne, se encontró en la choza del jardín con cientos de rollos de películas antiguas, almacenadas sin orden ni concierto. Decidió entonces ceder todo ese confuso tesoro al Archivo Cinematográfico de Nueva Zelanda. En 1993, los investigadores descubrieron entre aquellos rollos la única copia conocida de 'Upstream', un insólito drama rodado en 1927 por uno de los mejores directores de la historia, John Ford. Y hace un año anunciaron la sorprendente aparición de los tres primeros rollos de 'The white shadow', uno de aquellos iniciales balbuceos cinematográficos de sir Alfred Hitchcock.

Pero Jack Murtagh era un tipo singular. Quizá fuera un visionario o quizá solo sufriera algo parecido al síndrome de Diógenes. El viejo proyeccionista de Hastings guardaba todo lo que caía en sus manos. «Era una urraca», resuelve Frank Stark, jefe del Archivo Cinematográfico de Nueva Zelanda.
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