La operación del Ministerio de Cultura para adquirir los papeles robados en 1936 al primer presidente de la Segunda República, Niceto Alcalá-Zamora, no ha contentado a nadie, ni siquiera a la familia Soria.
«Nos sentimos coaccionados por el Ministerio de Cultura», se queja Aurora Lara, esposa de Mariano Soria, el empresario que en 1978 encontró los papeles entre las pertenencias de sus padres fallecidos y que años después trataba de venderlos a un historiador en una cafetería.
Cultura ha tasado los legajos, de gran valor histórico, en 80.000 euros y en un operación tutelada por la Agencia Tributaria, los ha aceptado como pago en especie de una deuda fiscal que tenían los Soria. «Alguien se sacó de la manga esa cifra. Valen mucho más, pero, ¿qué podíamos hacer? Era eso o nada. O cogíamos eso o íbamos a estar pleiteando hasta 2020», replica Lara.
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