Viaje en el tiempo.
El 12 de febrero de 1900 se publicaba en la Gaceta de Madrid una Real orden disponiendo que en todas las oficinas del Estado se admitieran instancias y documentos hechos con máquinas de escribir.
La Real Orden decía que "considerando que no existe ninguna razón administrativa ni de otra índole que aconseje no admitir en las oficinas anteriormente citadas las instancias y demás documentos que en ellas se presenten hechas con máquinas de escribir, siendo más clara y fácil su lectura que muchos escritos a mano, y cuya legalidad consiste en la autenticidad de la firma que los suscribe y no en que estén hechos precisamente con letra manuscrita,
S.M. el Rey, y en su nombre la Reina Regente del Reino, ha tenido a bien disponer que en todas las oficinas del Estado, provinciales y municipales se admitan cuantas instancias y documentos se presenten hechos con máquinas de escribir, en los mismos términos y con iguales efectos de los escritos o copiados a mano".
El 12 de febrero de 1900 se publicaba en la Gaceta de Madrid una Real orden disponiendo que en todas las oficinas del Estado se admitieran instancias y documentos hechos con máquinas de escribir.
La Real Orden decía que "considerando que no existe ninguna razón administrativa ni de otra índole que aconseje no admitir en las oficinas anteriormente citadas las instancias y demás documentos que en ellas se presenten hechas con máquinas de escribir, siendo más clara y fácil su lectura que muchos escritos a mano, y cuya legalidad consiste en la autenticidad de la firma que los suscribe y no en que estén hechos precisamente con letra manuscrita,
S.M. el Rey, y en su nombre la Reina Regente del Reino, ha tenido a bien disponer que en todas las oficinas del Estado, provinciales y municipales se admitan cuantas instancias y documentos se presenten hechos con máquinas de escribir, en los mismos términos y con iguales efectos de los escritos o copiados a mano".
Parece que este salto hacia la modernidad fue debido a una instancia presentada el 1 de febrero por Antonio Comyn (Subsecretario de la Presidencia del Consejo de Ministros).
Pues nada, desde aquí este pequeño homenaje a la verdadera Administración Digital...
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