Alemania, a la caza de la evasión fiscal, compró un DVD con documentos y datos bancarios originarios del banco de Liechtenstein "LGT" por medio de su servicio de espionaje. Un empleado del banco, Heinrich Kieber, encargado de digitalizar el archivo, vendió la información bancaria a Alemania por varios millones de euros. La historia de este archivero es sorprendente: trabajó en la digitalización durante 2 años y en 2006 contactó con los servicios secretos haciéndose pasar por una mujer. Aunque finalmente su nombre ha salido a la luz, los servicios secretos le dieron una nueva identidad después de que remitiera la información que permitirá sacar a la luz el mayor fraude fiscal de Alemania, calculado en más de 4.000 millones de euros.
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