Los servicios secretos rusos han abierto al público los archivos de los perseguidos políticos desde 1920 a 1950, durante las "purgas" de Stalin. Unos 2 millones de legajos podrán ser consultados libremente. Hasta ahora sólo eran accesibles a los parientes de las víctimas. Es una nota de transparencia en un gobierno, el de Putin, que se ha mantenido en el secretismo durante estos últimos años. De hecho, el acceso a estos archivos parte de un decreto de 1992 del gobierno de Boris Yeltsin.
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